Como una mecha encendida, el deseo recorre las calles de la ciudad dormida y en sus destellos, hace brillar los ojos de los amantes ocasionales. Un cruce de miradas en un autobús y el resto es sólo animarse. Un corto que retrata esa extraña sintonía entre extraños, las charlas después del sexo, cuando se está libre de la calentura y sólo queda empezar a conocerse.
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